Como ha sido costumbre estos días, toca de nuevo madrugar y poder pedalear con la fresca de la mañana. Empezamos a rodar entre arboleda y el rumor del agua que asoma por todas partes. El desnivel es muy leve y hoy además, solo hay una subida fuerte en el Valle de Boqueira para llegar a Capileira. Hoy es día de turismo y vamos a visitar las zonas más turísticas de la Alpujarra granadina.
Pasamos Busquistar y llegamos a Pórtugos donde probamos el "Agua agria". Es una fuente que da un agua ferruginosa de fuerte sabor pero que parece ser tiene grandes propiedades medicinales y terapeúticas. La probamos pero ninguno llenó el bidón con el "Agua agria".
Nos desviamos algo de la ruta para bajar a ver unos pueblos típicos alpujarreños muy bien conservados, Ferreirola y Mecina Fondales. La bajada es tan pronunciada que al poco de comenzar al bajar con el freno muy apretado, la Brompton empieza a chillar y el pitido se hace ensordecedor. Tras parar para comprobar la rueda me quemo al tocar la pista de frenado. Debo continuar andando para que se refrigere. Es el problema de las ruedas de 16", que si hay que bajar mucho tocando el freno a poca velocidad no da tiempo a que se refrigere la llanta y se calienta en exceso.
Volvemos a subir de nuevo a la carretera principal con unas rampas muy duras del 12%. Pasamos de largo por Pitres y llegamos al mirador del Barranco de Poqueira donde empezamos la subida hacia Pampaneira, Bubión y parada para reponer fuerzas en Capileira.
Pampaneira, Bubión y Capileira son pueblos de "postal". Totalmente encalados, parece que se resbalan por las paredes del barranco. Son de los parajes que necesariamente hay que visitar. También se percibe que viven totalmente del turismo y hay mucho bullicio por sus calles y comercios. Tras tomar unas cervezas con sus correspondientes tapas, iniciamos la bajada que es una delicia para todos los sentidos. Cubiertos entre frondosos árboles, rodeados de frescor y escuchando constantemente el rumor del agua.
Toca una tremenda bajada hasta llegar a Órgiva que la atravesamos a la hora de comer y decidimos llegar a nuestro destino, Lanjarón y comer allí. Para llegar a Lanjarón nos encontramos la última subida del día, que se hace muy dura por la temperatura que nuevamente alcanza los 40ºC.
Llegamos con tiempo para comer, dormir siesta y hasta darnos un chapuzón en la piscina. Por la tarde aprovechamos para andurrear por el pueblo de Lanjarón que se encuentra abarrotado de gente por desarrollarse el domingo un Rallye. Buscamos un local para cenar que nos habían recomendado y que estaba en la otra punta del pueblo, aunque mereció la pena. El domingo acaba la aventura plegable y hay que madrugar otra vez para evitar que nos cortes el trazado del Rallye.
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