Cuando proyecté la restauración de la vieja Razesa, quería poder usarla para rodar y hacer kilómetros, utilizando material moderno pero acorde a un cuadro clásico de acero. Las ruedas originales eran unas llantas Weiman con piñonera a rosca de 5 velocidades. Aunque tenía su encanto haber mantenido una piñonera de este tipo debía utilizar manetas de fricción que debía comprar nuevas ya que una de ellas estaba rota y el cambio trasero no era el original, sino un Shimano Exage300. Tras sopesar todo y buscar por internet las diferentes opciones y adecualar a mis deseos y a una inversión justa y sin derroches, opté por una transmisión de 8 velocidades. El porqué de esta decisión lo voy a intentar explicar:
1º) Con una piñonera de 8 velocidades, aunque en desuso y sustituidas paulatinamente por las 9, 10 y las actuales de 11 velocidades, aún se siguen fabricando, existiendo una gran variedad de relaciones en el mercado y además compatibles con cualquiera de las ruedas actuales. Junto a la gran variedad, el escalonado es muy progresivo y puede abarcar desde un 11 a un 32 dientes. Yo me decidí por el cassette de la marca Shimano HG-51 con un 11-30 (11-13-15-17-20-23-30) que me costó 13.30 €.
2º) El tema del cambio trasero era otro punto que no tenía muy claro. Aunque quería un cambio de carretera de 8 velocidades, tenía dificultades en encontrar un modelo que me aceptara los 30 dientes y finalmente me decidí por el modelo Shimano Claris que recientemente había lanzado el gigante japonés al mercado. Está claro que la misma idea que yo tenía de una transmisión de 8 velocidades para carretera también la pensaron los encargados de ventas de Shimano al arriesgarse a mantener un grupo completo totalmente renovado de estas características.
Había encontrado diversas opiniones especializadas al respecto y la opinión generalizada era bastante buena.
Este cambio, además de un aspecto inmejorable exteriormente con sensación de superior gama, permite una relación máxima de 32t-13t o 25t-11t. El precio de este cambio rondó los 15 €.
3º) Quedaba finalmente los mandos de cambio y ese punto si lo tenía claro, tenían que ser manetas en el tubo inferior. Tras buscar por internet encontré los Shimano Sora de 8v pero ascendían mucho de precio, sobrepasando los 40 €. Finalmente localicé las manetas Sunrace R80 que cumplían todos los requisitos: cambio sincronizado de 8v, con abrazadera para cuadros como el mío que no tenían los soportes y totalmente cromados y brillantes por un precio inferior a los 25 €.
4º) Las cadenas de 8 velocidades son algo mas pesadas que las modernas cadenas de 10 y 11 velocidades, pero son resistentes y muy económicas con la misma tecnología que las actuales. Yo para esta primera ocasión me decanté por una KMC X8-93 7/8 V 116 con cierre rápido por 12 €.
5º) El último elemento era un desviador delantero. Había usado Shimano y Campagnolo y la verdad que me gustaba por estética y funcionamiento Campagnolo, pero su precio siempre es un obstaculo. Tuve la suerte de encontrar en la tienda de bicicletas de mi amigo Fran un desviador Chorus de 9 velocidades que se había quedado húerfano y que adopté para la vieja Razesa de inmediato.
6º) Tras probar inicialmente la bielas originarias 52-42 me decidí a cambiarlas por unas compact 50-34 y que posteriormente cambié el plato por un 48t.
He de decir que ha sido todo un acierto y he conseguido tener una velocidad de marcha perfecta para mí, que me permite hacer kilómetros con mucha agilidad y si es necesario tengo margen para apretar hasta un 48-11. Con mi desarrollo estandar 48-20 y 48-17 afronto el 90% de mis recorridos llanos y en los pequeños repechos apuro hasta el 48-26 sin ningún problema de cruce de cadena.
Durante estos meses he tenido tiempo de probar a
conciencia la transmisión, cuando ya llevamos los casi 4.000 kilómetros y
estoy a punto de cambiar la cadena, puedo extraer las primeras
conclusiones.
Los desarrollos son perfectos, no echo de menos un piñón más ya que los saltos no son excesivos. El cambio se ha comportado espectacular. Funciona suave y nítido con las manetas sincronizadas. No he tenido ningún fallo. Es una verdadera delicia la eficacia del cambio con las manetas en el tubo. Es una de esas sensaciones del ciclismo clásico que nunca se olvida y que hace que te unas a la bicicleta de una forma casi natural. Las posibles limitaciones que te surgen al ver las manetas por debajo del manillar se disipan cuando empiezas a rodar y los cambios suben y bajan con suavidad y precisión. Si tube mis pequeñas dudas cuando me decidí por una transmisión de 8 velocidades, ahora estoy contento de haber seguido mi primera intuición y no puedo estar más contento con el resultado. Es la bicicleta más cómoda que he tenido, es igual que esas zapatillas viejas que nunca te querrías deshacer de ellas.