Nadie me podía decir que la bicicleta con la que más cómodo me he sentido y donde más horas y kilómetros he recorrido vendría de la forma más inesperada, de la mano de mi buen amigo "Teru". Llegó y se quedó. Desde entonces se ha convertido en mi inseparable compañera de horas de soledad, pedaleo y repaso de pensamientos, sueños y sentimientos.
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