Hoy entraba oficialmente el verano, pero en España y en concreto en Almería, llevamos unos cuantos meses de adelanto. De todas formas psicológicamente la fecha es muy positiva. Días largos y con mucha luz, mucha temperatura, playa, barbacoas, mojitos, y en fin, ese tipo de cosas que tenemos que sufrir al vivir en zonas costeras.
A las 07.00 de la mañana ya estábamos mi Gretta y yo en la rambla olisqueando todo lo habido y por haber para en pocos minutos encontrarnos los dos desayunando. Aunque Gretta suele redesayunar con los picos de mi tostada.
Tras el arreglo del pinchazo, la rueda está perfecta y aunque las cubiertas las encuentro en muy buen estado y las voy a exprimir al máximo hasta ver su límite de duración, ahora que ya tengo las nuevas en casa es cuando puedo apreciar verdaderamente el desgaste.
Al bajar y comenzar a pedalear me quedo unos instantes boquiabierto con las primeras luces del día asomando en el horizonte con el mar de fondo. Es todo un espectáculo y hago una inmediata parada en el puente para intentar compartirlo.
La idea es rodar tres horas para llegar pronto y aprovechar el resto de la mañana en la playa. Me pongo a dar pedales y no miro el ciclocomputador, se que según me encuentre rondaré en torno a los 70 kilómetros.
A estas horas apenas me cruzo con nadie, los ciclistas de mtb o carretera que me cruzan miradas y se preguntan a que especie pertenezco.
He ajustado un poco los frenos ya que debido al desgaste progresivo que van sufriendo las zapatas y la elongación propia del uso del cable, el tacto de la maneta se estaba quedando chicloso.
El ajuste resulta muy sencillo. Mientras sujeto con una mano las dos zapatas de una rueda contra la llanta, con la otra aflojo el tornillo que aprisiona el cable. Sin soltar las zapatas, con la mano que he aflojado el tornillo, tiro un poco del mismo, unos milímetros y vuelvo a apretar el tornillo. Conviene no apretar mucho para ver si el tacto y la distancia a la llanta ha quedado a nuestro gusto. Una vez que el tacto y la distancia sea la que nos guste apretamos con mas fuerza. Hay que tener cuidado y no perder la cabeza apretando porque podemos despeluchar el cable. No conviene tirar mucho del cable en el ajuste porque aunque ganemos en un tacto muy bueno, acercaremos demasiado las zapatas a la llanta. He aprovechado y he quitado las fundas de goma tipo fuelle que traía de serie y que se supone son para proteger el cable de suciedad. No me gustaban, estaban medio rotas y acumulan mas suciedad que otra cosa.
Al final de las tres horas se cumplen las expectativas y he rodado con un tiempo magnífico 67 kilómetros a una velocidad media de 22.63 km/h.