Hoy coincidíamos mi amigo Lorenzo y yo con la mañana libre y dijimos de hacer una salida larga. Quedamos a las 09.00 y cuando bajé, vimos con incertidumbre que estaba chispeando. Bueno, ambos pensamos que no parecía grave y pusimos rumbo a Almería. A mitad de camino empezó a llover con ganas y tuvimos que refugiarnos en uno de los túneles del cañarete hasta que escampara. Menos mal que estaban los túneles, porque no había echado la funda del sillín Brooks y ahora que está perfecto y que procuro cuidarlo no me hacía gracia que le cayera una mojada.
Vimos que las nubes se iban hacia Almería, así que decidimos ir al contrario y empezamos a pedalear hacia El Ejido. Hacia mucho tiempo que no pedaleaba con un amigo y la verdad que es mucho más placentero y te evades totalmente del recorrido. Vas charlando tranquilamente y los kilómetros caen sin darte cuenta. Lorenzo llevaba su bicicleta de carretera pero fuimos a ritmo Brompton. Cuando llegamos a El Ejido bajamos hacia Almerimar y volvimos a casa por la costa. En las rectas del Sabinar hubo algunos momentos en que acoplado detrás de Lorenzo mantuvimos velocidades de 32 km/h y la verdad que la imagen tenía que resultar bastante cómica, porque a parte de mis ruedas pequeñas, mi amigo Lorenzo es un tío bastante grandote.
Aunque salgo todos los días, entre trayectos de trabajo y salidas de ocio, ésta merecía su post por ser la primera que hacía con mi amigo. Un rato muy agradable y como siempre, la pequeña británica ha demostrado que no tiene complejos y es una tragamillas, ya ha llegado a la cifra de los 5000 kilómetros y subiendo.
Al final han sido 69.77 km en 3 horas y 7 minutos a una velocidad media de 22.28 km/h.
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