Llegó la última etapa que nos llevaría hasta el final del viaje a la preciosa localidad de Ronda en plena serranía. Esta iba a ser sin duda la etapa más dura por el desnivel y la constante sensación de ascensión que desde el Chorro nos acompañaría hasta el final.
El día pronosticaba calor y una ruta que se nos iba a hacer muy larga, así que como de costumbre a las 07.00 horas en pie. Preparamos equipaje y Bromptons y encontramos un bar en el pueblo para desayunar. Con la fresca de la mañana salimos de Valle de Abdalajis por una carretera estrecha y con asfalto en mal estado que va ascendiendo poco a poco y adentrándose entre árboles que nos iban cubriendo la vista.
Comienza una bajada impresionante hasta el Chorro donde alucinamos con el Caminito del Rey y sus impresionantes cortados.
Tras dejar atrás el Caminito del Rey comienza una nueva subida hacia Ardales que discurre por una carretera forestal. Aunque el comienzo ha empezado durillo, momentos de pedaleo por estas carreteras en medio de la naturaleza te hacen que parezca que el mundo se detiene ante ti. A pesar de los momentos zen, no nos libramos de alguna parada a vaciar vejigas y a repostar frutos secos y fruta.
Llegamos a Ardales y continuamos con algún que otro repecho bueno hasta El Burgo donde hacemos parada para almorzar algo contundente e iniciar el asalto final con la subida al Puerto del Viento.
Después de reponer fuerzas comenzamos el asalto al Puerto del Viento. Las primeras rampas son muy duras (10-12%) y con apenas descanso hasta los últimos kilómetros. La sensación de ascenso es muy constantes y nos hacen ir a los cuatro en silencio a golpe de 1ª marcha y plato de 44t y pensando que hubiese estado mejor el 39t.
Tras coronar el puerto del Viento, desde el mirador vemos Ronda y comenzamos una bajada divertidísima hasta nuestro fin de trayecto.
Después de pasar por el Tajo y retratar el final del viaje, buscamos el hotel para dejar equipaje y Bromptons y tras una ducha bajamos a buscar un sitio donde comer algo. Ronda es una ciudad muy turística y esta repleta de restaurante y cafeterías, aún así, las horas a las que llegamos nos hicieron conformarnos con algo frío y espera a la cena para comer caliente.
Después de la cena y antes de subir a las habitaciones, llegaba el momento de las despedidas. A la mañana siguiente, mis tres amigos cogían el tren más tarde que yo y no nos veríamos. Un abrazo, unas risas recordando los momentos más duros y haciendo planes para la siguiente aventura en Brompton.
A las 07.20 cogía el tren en Ronda con destino a Granada, aunque debimos parar en Antequera y coger un autobus por obras en la linea.
Una vez en Granada, despliego Brompton y me voy en bicicleta hasta la estación de autobuses donde monto en el autobus que me llevará a casa.
Un viaje en bicicleta es siempre recomendable, si lo puedes hacer con amigos todavía mejor, pero si además todos vais en Brompton, entonces es ya la excelencia. Fuera de bromas, decir que ha sido un viaje increíble, por los paisajes, por el clima y por los amigos. Que es una zona muy muy recomendable para conocerla en bicicleta y como siempre, volver a insistir que las bicicletas Brompton son increíblemente versátiles para para practicar cicloturismo.