La tercera etapa sería la más dura de todas en cuanto a la dureza del terreno pero a su vez la más atractiva por adentrarnos de pleno en la Alpujarra granadina. Como estábamos alojados en Laroles, aprovechamos para asecender el Puerto de la Ragua sin tener que ir cargados. Quedamos en levantarnos pronto y a las 07.00 horas estábamos desayunando y las 07.30 iniciábamos la subida al Puerto de la Ragua. Con sus casi 16 kilómetros de constante subida y una pendiente media del 6% era todo un reto para hacerlo sobre una Brompton. Salimos de Laroles y las primeras rampas son muy duras, del 10-12% marcando los ritmos de cada uno. Pronto nos adecuamos a nuestro propio ritmo y comienzo a subir con Jose María con quien iré todo el puerto. El desarrollo a 1ª velocidad en la Brompton me ofrece 2.32 metros, casi idéntico al desarrollo de mi Razesa con 50-34 y 12-30 que con plato de 34 y piñón de 30 me da 2.36 metros. Con ese desarrollo hago la subida en 1 hora y 38 minutos a velocidad media de 9.5 km/h. Durillo pero realmente cómodo para hacerlo con la Brompton.
Una vez subida la Ragua bajamos de nuevo a Laroles donde reponemos fuerzas, cargamos las bicicletas y continuamos nuestra ruta Alpujarreña con la sonrisa en el rostro por haber hecho bien los deberes. Pasamos Valor y llegamos literalmente asados por el sol a Yegen donde nos "bañamos" en su fuente. El calor es tan sofocante que tengo que quitarme el caso y usar el chambergo para protegerme del sol. No suelo ir sin casco, pero el poder mojar el chambergo en las fuentes reducía mucho la sensación de calor y el tráfico era inapreciable.
Al salir de Yegen, vemos a un hombre mayor sentado cómodamente bajo una higuera que nos dice que no son horas de ir en bici, nos reimos y le contamos desde donde venimos. Nos pregunta que si pretendemos con este calor ir hasta Trevelez y dice que "hay que tener huevos para subir a Bérchules con esa bicicleta". La pequeña Brompton va haciendo amigos por donde va. Prevenidos por la advertencia paramos en Mecina Bombarón donde volvemos a refrescarnos en la fuente del pueblo, aplicarnos protecctor solar y continuar.
La subida a Bérchules se nos hace muy dura con más de 40ºC y como la hora se nos había echado encima decidimos continuar hasta Juviles donde paramos a comer. Jose Mari que es el encargado de las relaciones institucionales con la gente local rápido localiza un bar donde nos darán de comer como en casa de nuestra abuela. Tras una copiosa comida prolongamos la sobremesa con café y charla con los dueños del bar que son gente encantadora y afable. Durante la charla le comento al dueño del bar la posibilidad del regreso desde Granada bajando hasta Órgiva y continuar hasta Haza del Lino y bajar a la Rábita, pensando que todo sería bajada. El hombre se echa las manos a la cabeza y nos enseña que por medio está la Sierra de la Contraviesa con una subida durísima. El regreso en bici queda totalmente suspendido y compruebo como la ingnorancia es el alimento de los valientes.
A las 18.00 horas antes de irnos hacemos la visita obligada a la fuente del pueblo para afrontar la última subida del día hasta Trevelez que es el pueblo más alto de España con casi 1500 metros de altitud.
Trevelez es mucho más bonito de lo que esperaba. El valle donde está situado es frondoso, repleto de vegetación, olor a primavera y agua por todas partes. La entrada al pueblo es por un puente sobre el río que nos incita a hacer una parada y un baño para concluir nuestra etapa.
El viaje aunque había concluido tenía la última sorpresa, nuestro alojamiento se encontraba en el barrio alto, debiendo subir empinadas rampas hasta llegar al merecido descanso. Ha sido la etapa más dura, pero sin duda la más bonita y espectacular. La imagen de Trevelez ha merecido la pena y a pesar de todo el calor pasado, la abundante agua y fuentes han hecho que se sobrellevara con toda la ilusión.
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