El miércoles era el gran día y me levanté temprano
para preparar todo con tiempo. Aunque mis amigos pasarían a recogerme sobre las
12.00 horas, prefería tener todo listo. De la lista original añadí algunas
cosas como: un bañador, unas chanclas de goma, unas alpargatas de lona, un
paquete de 500 gramos
de sales minerales para diluir en agua, algunas barritas energéticas y crema
para las rozaduras Mytosil. En total 5 kilos y 800 gramos a los que habría que añadir el peso del bidón Altus de acero inox de 750cc y otra botella de 500cc. Me encanta la T-Bag, es la bolsa más polivalente
que jamás he visto, me cabe todo perfectamente, y aún me quedan libres todos
los bolsillos de red exteriores. Una vez quitada de la Brompton me permite
llevarla por el asa como una pequeña maleta mientras llevo en la otra mano a bicicleta
plegada.
Al final la hora de recogida se
retrasó algo más y salimos de Roquetas de Mar rumbo a San Jose sobre las 12.50
horas. Mientras hacíamos el trayecto hasta San José nuestros rostros mostraban
las ganas de hacer el viaje. Henchido de desconocimiento del terreno les
comenté la posibilidad de regresar la última etapa en bici desde Granada en el mismo día. Tras el
asombro inicial por la brabuconada reímos pero en el fondo yo no descartaba la
idea. Al llegar a San José descargamos todos los bártulos y montamos las
alforjas en las bicicletas, dando el chupinazo oficialmente a la salida de
nuestra aventura ciclista por la Alpujarra pasadas las 14.00 horas, con una
temperatura de más de 38ºC.
Con las ganas y el viento a favor
llegamos a Ruescas volando y continuamos camino hasta Almería capital donde
hacemos parada para comer. Durante el trayecto me asaltaban las dudas sobre las
posibilidades reales de usar la Brompton para esta ruta que sobre el papel se
preve dura y que de momento estoy en territorio propicio sin desniveles. Buscamos un bar con terraza para poder dejar las bicicletas y
damos buena cuenta de unos bocadillos de carne con tomate, ensalada de
pipirrana y unas cervezas bien heladas. Jose que también tiene una Brompton
comenta como llanea la pequeñaja mientras Jose Mari y Vicente aún están algo
escépticos de las posibilidades reales de la pequeña británica. Un poco de
sobremesa con helado y café y a las 17.00 reanudamos ruta hacia Instinción.
Atravesamos toda Almería y
continuamos por Huercal de Almería hasta Benhadux donde comenzamos a subir hacia la
Alpujarra almeriense. A partir de este punto no dejaremos de ascender. Los kilómetros se hacen durísimos con una temperatura de 40ºC que nos derrite sobre los
sillines. Debemos parar a la entrada de Alhama de Almería a la sombra de unos
invernaderos donde nos podemos remojar con una manguera y protegernos del sol
abrasador.
Pasada Alhama de Almería el sol
empieza a calentar menos y los kilómetros restantes hasta Instinción se hacen
mucho más llevaderos, pudiendo disfrutar algo del paisaje. El paisaje aunque seco empieza a a mostrarnos más vegetación y algunas vistas de la Alpujarra almeriense.
Con la tarde ya bien
avanzada llegamos al hotel y tras descargar todas nuestras cosas damos una
vuelta por el pueblo hasta encontrar un bar donde cenamos unas cervezas y unas
buenas tapas típicas de la zona. Para la ocasión nos colocamos nuestras flamantes camisetas que Vicente se ha encargado de preparar con el logo de nuestro viaje.
El primer día ha concluido con una
mezcla extraña de sabores entre la ilusión y las ganas por empezar a pedalear y la frustración que provoca el calor sofocante, dejándonos casi extenuados a todos.
Al día
siguiente hay que empezar a pedalear pronto porque se preve una semana con
temperaturas cercanas a los 40ºC
y pedimos el desayuno para las 07.00 horas. A pesar de encontrarnos reventados
por el calor, la noche es tremendamente calurosa y junto a los mosquitos hace
que Jose y yo no podamos descansar bien. Luego nos enteramos que Vicente y Jose Maria roncaron a pierna suelta.
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