Aunque parezcan modernos los bujes internos frente a los desviadores traseros o cambios tradiconales, son muy antiguos. Los primeros aparecieron a principios del siglo XX y algunos como Sturmey Archer prácticamente se han mantenido con la misma mecánica desde entonces.
La practicidad de un buje interno es innegable. Los engranajes que hace que la bicicleta genere sus desarrollos van embutidos en el propio eje trasero, sellado y estanco, con lo que la suciedad y el mantenimiento se simplifica, así como el desgaste. La regulación suele ser muy sencilla o nula. Por contra, suelen tener un rango de velocidades mucho menor en comparación a los cambios externos tradiconales, un mayor peso y un precio superior. Sin embargo, cada vez son más las bicicletas de uso urbano que se aprovechan de las ventajas de estos bujes internos y han ido ganando poco a poco más adeptos que descubren lo sencillos y eficientes que resultan en el día a día.
Aprovechando esta corriente de expansión del buje interno y la filosofía cada vez más extendida de cuanto más simple mejor, han aparecido hace un par de años los bujes internos sin mandos. Son bujes sencillos, sin cables, ni mandos, que con solo dos velocidades nos permiten usar la bici casi con la misma simpleza y eficiencia de una singlespeed o fixie, pero con una velocidad más para esas subidas o terrenos algo empinados.
El primero de estos cambios internos minimalistas es el Sturmey Archer S2C que con un peso de 1400 gramos nos ofrece un rango de 138%, es decir una directa del 100% que sería nuestra velocidad crucero, la misma que una bicicleta de un único piñón, y una segunda marcha con un salto del 38%, que podremos usar para esas subidas. El sistema de cambio se realiza por medio del pedaleo, accionando levemente la contramarcha al pedalear para engranar la velocidad. Cuenta además con freno contrapedal, con lo que nos evitamos la opción de freno trasero. Es relativamente económico, fácil y efectivo.
Izquierda Sturmey Archer 2v de 1960 y derecha Sturmey Archer S2C de 2011 |
Uno de los modelos de bicicletas plegables que ha decidido montar este cambio es la Moulton TSR2, inspirada en sus modelos singlespeed pero con ese guiño moderno a la posibilidad de contar con una marcha "reductora", minimalista en elementos de transmisión y limpia visualmente.
El segundo ejemplo de estos cambios internos sencillos y efectivos de 2 velocidades sin mandos de cambio es el Sram Automatix. Es un cambio muy ligero de tan solo 980 gramos y con un rango muy similar al Sturmey, en concreto de 136%. Cuenta con sistema de freno a contrapedal y a diferencia del anterior modelo, aquí el cambio de engranaje se hace de forma automática al aumentar o reducir la velocidad.
http://www.sram.com/sram/urban/products/automatix
La marca Tern ha optado por este cambio en su exitosa Tern Verge Duo, donde ha sabido conjugar la limpieza de lineas de una singlespeed con este buje interno Sram Automatix sin mandos con un resultado espectacular.
http://www.sram.com/sram/urban/products/automatix
La marca Tern ha optado por este cambio en su exitosa Tern Verge Duo, donde ha sabido conjugar la limpieza de lineas de una singlespeed con este buje interno Sram Automatix sin mandos con un resultado espectacular.
Hola RAFAEL.
ResponderEliminarMuy cómodo los cambios automáticos de buje interno, pero prefiero los tradicionales.
Eso es como en los coches, los automáticos son más aburridos y hay quien prefiere cambiar a su gusto en cada momento.
Un saludo.
Hola Eduardo, a mi personalmente me gusta el Sturmey, que aunque no lleve mandos te permite con el contrapedal engranar y desengranar esa marcha. Lo veo útil para una singlespeed urbana con esa velocidad extra. Un saludo.
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