Como hoy daban un respiro las lluvias me he levantado prontito para darme una vuelta sobre mi Brompton. Aunque he intentado no hacer ningún ruido como de costumbre, mi labradora Gretta me ha delatado y al final se han despertado. Como castigo por delatar mi posición no ha tenido trocito de tostada.
Aunque he mirado por la ventana e incluso he mirado el termómetro, cuando he bajado me he dado cuenta que iba a pasar frío en las piernas, y es que todavía voy de corto. El termómetro marcaba 12ºC y el aire venía gélido. Llevo ya varias semanas saliendo con la bolsa T-Bag y me he dado cuenta de lo equivocado que estaba pensando que llevarla era un error porque era mucho peso y demasiado grande. El caso es que ahora estoy totalmente acostumbrado a llevarla y a despreocuparme de todo, porque llevo herramientas, cámara, chuvasquero, guantes, buff, cartera, móvil, llaves, comida, bebida,... y si algún vecino quiere le llevo alguna cosa más. No es mucho más peso, y la prueba la tengo que haciendo las mismas rutas los tiempos son idénticos. Es un invento estupendo poder llevar la bolsa en el frontal de la bicicleta y creo que ya no se va a quitar más, definitivamente se queda para todas las salidas.
He hecho la ruta urbana que me lleva dos horas y media y con la Brompton son 57 km. He aprovechado para ir domando el nuevo sillín Brooks y no me he bajado de la bici en todo el trayecto, y la verdad que son increíblemente cómodos estos sillines, los recomiendo encarecidamente.
Me he podido pegar el gustazo de ver un amanecer de película y junto al placer de rodar en la soledad de un domingo con el fresco de la mañana en el rostro, es cuando me doy cuenta de lo afortunado que soy por poder saborear estos pequeños momentos.
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