Nuevamente ha ocupado su puesto hegemónico en los desplazamientos al trabajo y recados diversos. Aunque no se olvidan las divertidas sensaciones que trasmite, es muy agradable volver a recordarlas como las primeras veces.
Ya no me acordaba de lo duro que estaba el sillín Brooks B-17 y es que tiene mucha falta de kilómetros. Lo he aguantado unos días y lo he tenido que quitar porque me resultaba insufrible. He estado hablando con un zapatero que trata cuero y le he encargado aceite de pata de buey que creo aliviara algo la situación y acelerará el proceso de rotura. Acostumbrado al guante del Brooks B-17 Imperial, esto es como sentarse sobre una losa de mármol.
El reencuentro ha sido casi como estrenarla, todo te gusta y te llama la atención, y es que han sido demasiados meses sin rodar con ella. A nivel de su funcionamiento, no ha hecho falta ningún tipo de reglaje ni limpieza, ya que se encontraba perfectamente guardada y aislada del exterior. Un poco de abrillantado para dejarla resplandeciente y aprovechando que la pegatina se encontraba en mal estado la he quitado. No ha hecho falta ningún proceso especial, ha salido de forma rápida y limpia.
He pedido una pegatina original nueva pero en color plata que creo resaltará bastante bien con el color naranja y unas ruedas eazy wheels originales. Las ruedas "caseras" que ha llevado hasta ahora están como el primer día pero ya llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de poner las originales y esta ha sido la ocasión. Cuando lleguen comprobaré in situ la diferencia de grosor, puesto que mi 45 de pie suele golpear con cierta frecuencia con la rueda casera.
De momento, con la sonrisa puesta y maquinando alguna cosilla juntos que ya he propuesto con malicia a mis amigos plegateros. Ya solo queda esperar que recojan el guante.
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