Cuando decidí comprar mi Brompton, tras varias experiencias previas con bicicletas rivales del sector de las plegables, tenía claro que estaba comprando, posiblemente la mejor bicicleta plegable para commuter. Pero no me podía imaginar que esa pequeña y hasta cómica bicicleta con aspecto de los años 70 podía transformarse rápidamente en una bicicleta casi deportiva.
Mi Brompton puede que sea la plegable perfecta para commuter. Ocupa un mínimo espacio en un armario de la casa, es ligera para poder manejarla plegada y una vez subido en ella me desplaza a cualquier punto de la ciudad de forma rápida y ágil. Con su bolsa de carga frontal T-Bag puedo llevar todos mis pertrechos para el trabajo y todavía queda espacio libre.
El sistema de transmisión a carga de Sturmey Archer con su buje de 3 velocidades de rango ampliado BWR, es simplemente, magnífico. Es un cambio, efectivo, sin mantenimiento y sin apenas regulación. Con su rango casi abarca cualquier situación de relieve para un ciclista normal. En mi caso le he hecho algunos cambios. Cambié el plato original estandar de 50t por uno de 44t, el sillín original por un Brooks B-17 Imperial Honey, los puños de espuma originales por unos Ergo GP-2 Small y los pedales originales por unos Mks AR-2 Ezy extraibles. Con estos cambios buscaba mejorar la calidad de la marcha. Esa mejor fue tan notable que poco a poco he ido percibiendo la trasformación.
Simplemente con quitar la T-Bag, cambiar los pedales extraibles por unos MKS M.M Cube Ezy automáticos y añadir un portabidón Beto en la tija, mi pequeña Brompton se convierte en Mr. Hyde. Cuando se transforma es una bicicleta que le encanta hacer kilómetros y rodar rápido. Con una geometría increíble subsanando la limitación de rodar con unas ruedas de 16", una distancia entre ejes superior a la de cualquier bicicleta plegable que permite un aplomo y estabilidad asombrosa y fabricada en acero, para durar y durar por muchos años. Además está el aspecto diferenciador que te imprime rodar con una Brompton. Nunca pasarás inadvertido, siempre habrá miradas hacía tí, mejor dicho, hacia tu Brompton. Despertarás muchas sonrisas complices que no harán mas que reforzar la simbiosis con la pequeña bicicleta.
La famosa y quimérica pregunta de ¿existe una bicicleta para todo?, no voy a ser tan atrevido de responder tajantemente, pero en mi caso particular, con mi pequeña Brompton tengo los beneficios de los dos mundos, los del Dr. Jekyll y los de Mr. Hyde.
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